Hasta el año 2010, jamás había oído hablar de este paraíso de la costa almeriense.
Por casualidad, unos muy buenos amigos nos propusieron pasar con ellos un fin de semana en este pueblecito y no lo dudamos, nos lanzamos a la aventura y la verdad, quedamos impresionados de tan bello enclave.
Agua Amarga, es un pequeño pueblecito de pescadores, muy tranquilo, que mantiene la esencia del mediterráneo. Una pequeña playa limitada por la costa y por casas blancas, algunas con coloridas ventanas y pequeños parterres con bugambillas. Enclave en el que relajarse dejándose abrazar por la brisa del mar.
Nos alojamos en unos adosados a pocos minutos de la playa, y disfrutamos de un desayuno al final de esta, en La Palmera. La Palmera es un chiringuito con una agradable terraza sobre la arena, donde tomar un buen café con unas tostadas mientras ojeas la prensa o toqueteas el Ipad, antes de darte un chapuzón en las tranquilas aguas del paraíso.
Como es sabido por todos, la playa da ganas de comer y que mejor que dejarse caer por el chiringuito Playa, y tomar los famosos calamares de Agua Amarga; pasión de mi amigo y por la que me asegura que vuelve cada año. Un buen gazpacho "aliñao" y un pescado fresco a la parrilla, regado con un vino blanco, completarían el menú del día.
Para tomar una copa por la noche la elección fue, Los Tarais, otro chiringuito situado también en la playa, en el que pasar un buen rato de charla a la fresca con amigos.
Lo cierto es que desde entonces recomiendo a mis amistades la visita obligada a Agua amarga. Un pueblecito, que ha dejado una marca imborrable y por lo que parece, no soy el único. Hace unos meses, pasaron por allí los entonces herederos al Trono de Holanda y los del Trono Sueco.
Un paraíso real. Un remanso de paz donde desconectar de la rutina diaria.
Nos alojamos en unos adosados a pocos minutos de la playa, y disfrutamos de un desayuno al final de esta, en La Palmera. La Palmera es un chiringuito con una agradable terraza sobre la arena, donde tomar un buen café con unas tostadas mientras ojeas la prensa o toqueteas el Ipad, antes de darte un chapuzón en las tranquilas aguas del paraíso.
Como es sabido por todos, la playa da ganas de comer y que mejor que dejarse caer por el chiringuito Playa, y tomar los famosos calamares de Agua Amarga; pasión de mi amigo y por la que me asegura que vuelve cada año. Un buen gazpacho "aliñao" y un pescado fresco a la parrilla, regado con un vino blanco, completarían el menú del día.
Para tomar una copa por la noche la elección fue, Los Tarais, otro chiringuito situado también en la playa, en el que pasar un buen rato de charla a la fresca con amigos.
Lo cierto es que desde entonces recomiendo a mis amistades la visita obligada a Agua amarga. Un pueblecito, que ha dejado una marca imborrable y por lo que parece, no soy el único. Hace unos meses, pasaron por allí los entonces herederos al Trono de Holanda y los del Trono Sueco.
Un paraíso real. Un remanso de paz donde desconectar de la rutina diaria.
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