Siempre me han atraído los terminales móviles de cierta entidad, y con los años he pasado por muchos. Los dignos de mencionar, por el deseo de tenerlos, fueron, el Motorola Startac y los Nokias 8210 y 8310. El N95, fué el último antes de dar el salto a los llamados smartphones, con una Blackberry. Después llegaría el objeto más preciado… un iphone. El primero fué un 3GS que marcó la diferencia; un hito tecnológico, que revolucionó mi concepto de la telefonía.
Durante
un tiempo me interesaron los Vertu, los estuve viendo en la boutique de la Rue Royale en Paris y más tarde en la joyería Rabat, cara a mi regalo de pedida. Al
final, se opto por un regalo atemporal y clásico. Al principio
tuve dudas, ahora creo que fue un acierto, aunque no descarto retomar el tema de los móviles joya,
en un futuro.
La
obsolescencia controlada, en los iphones descontrolada, me sorprendió en
pleno viaje al sur, cuando falló mi preciado apéndice dejándome casi aislado en este
desplazamiento. Resultó caótico.
Finalmente, fué sustituido por
la flamante nueva generación que para todos aquellos que digan que son
iguales, es incierto.
Una vez repuesto, debia darle
un toque diferenciador, como amante del detalle y lo exclusivo. La forma
de personalizarlo la encontré en pegatinasiphone.com, donde me lo han personalizado con mis imagenes favoritas, marcando la diferencia y haciéndolo único.