sábado, 3 de noviembre de 2012

Restaurantes: Central Bar

El Mercado Central de Valencia,  de estilo modernista data del año 1914. En 2004 se llevo a cabo una gran restauración. A partir de esa fecha se relanza este maravilloso espacio como un punto de interés turístico de la ciudad, potenciando la joya arquitectónica que es,  repleta de placeres para la vista y el gusto.
Durante la celebración de la 32 Copa América, fue publicitado mundialmente con la celebración de una multitudinaria fiesta a cargo de la firma italiana Prada, que esponsorizaba uno de los barcos, el Luna Rossa. No es raro en los previos a la celebración del Gran Premio de Europa de F1 ver a su patrón, Bernie Ecclestone comprando por sus puestos o coincidir con el diseñador Jaime Hayón, en la quesería.
El Mercado Central está de moda, eso nadie lo discute y desde mitad de agosto de 2012 disponemos de otro aliciente, el Central Bar del chef y Estrella Michelin, Ricard Camarena. Bar reinventado sobre otro existente y punto de referencia de todos los vendedores y compradores incondicionales.

Parada obligada para el aperitivo sagrado de todos los sábados del año, para disfrutar de productos naturales y de primerísima calidad además de un punto de encuentro con los amigos, con los cuales compartimos el gusto por la vida tradicional del mercado, y del buen comer.

Es, sin más, la mejor opción para probar las excelencias del mercado. Tras esperar un ratito ya que había mucha gente y salivar mientras leíamos la carta nos decidimos por las bravas, ensaladilla, croquetas de pollo y pulpo con ajo y guindillas. Una carta sin muchas pretensiones, con tapas y bocadillos al estilo de bar de barrio, pero con un toque especial que sin duda convierte un simple bocado en algo diferente. Excelente; la trasformación de las costumbres alimenticias.

Actualmente el Mercado Central se está convirtiendo en una simbiosis entre la tradición y el futuro gourmet, de forma que es verdad, cuando dicen que es el sitio perfecto para encontrarlo todo. 
Gracias a la asiduidad de mi familia política, peregrino a las paradas a las que ellos han comprado desde hace varias décadas y a las que tratan ya como familia. Es como un recorrido de intenciones ya establecidas, y siempre el mismo, La Carne en Andreu o Basilio, pescado en los Malagueños, fiambres en Gargallo, quesos en la Boutique del Queso y ahumados frente a esta. Las verduras siempre recién traídas del campo, al gusto del vendedor y de la época del año.
En fin, pasear y comprar por este escaparate, repleto de exquisiteces, es un placer a la vista y al paladar.